Clases Medias
Si los políticos que tenemos consideras que no piensan como tú... Si estás harto del despilfarro de lo políticos...
lunes, 19 de noviembre de 2012
Ariza, el amo de los lacayos pigmeos
Enrique de Diego
@enrique_dediego
Uno de los dramas añadidos de la tragedia
general de Intereconomía, fruto de la incompetencia supina de Julio Ariza –todo
lo ha hecho mal- ha sido la degradación del ambiente humano y la prostitución
del periodismo, generando una caterva de lacayos pigmeos, que expertos en
adulación, no tienen ni idea de lo que es una noticia.
Dar una noticia, en primicia o en exclusiva,
es la alternativa del periodista. En Intereconomía hace tiempo que Julio Ariza
marginó a los periodistas para ser el amo de pigmeos lacayos. Ese paisaje, en
el que los lacayos zahieren a los despedidos, los mejores profesionales, o
defienden a su amo con la tosquedad patética del ignorante, es la proyección de
la personalidad tortuosa e hipócrita de Ariza que de periodismo tiene la misma
idea que de empresa: ninguna.
Ariza se ha rodeado de pelotas
insustanciales, que no han dado una noticia y que no han dado un palo al agua.
El efecto de la corrupción moral es la falta de pericia profesional. Trabajar y
ser periodista ha descontado en Intereconomía.
Como Caronte –al que no conozco ni sitúo,
aunque me gustaría- ha hecho ya aquí el perfil de un don nadie como César
Sinde, no me voy a detener en un personaje patético, tan ridículo que lo llevan
a Tele 5 para desacreditar con su estupidez mostrenca cualquier idea. No voy a
entrar en esas cuestiones personales que a Ariza tanto le gustan, mediante
aprendices de sicarios mediáticos, movidos como peleles por su bwana, sólo
indicar al amo de los pigmeos lacayos que la primera norma del periodismo es
contrastar las informaciones. Intereconomía ha fracasado porque tiene a
mediocres garrulos como César Sinde. Y lo grave es que Ariza ha producido
esperpentos como ese manojo de complejos.
El trepa ha florecido a la sombra de Ariza
como hongos, sin trabajar, sin conseguir una sola noticia, en una exhuberancia
de pijos insustanciales. Se puede ser pijo o imitación o pija, pero dar una
puñetera noticia o hacer una encuesta de calle sin estar todo el tiempo
chupando cámara y se puede ir algo más allá del puente de Juan Bravo, panda de
vagos. Becarias florero y becarios florero a lo el pobre Alberto Mateos,
deshechos de Nuevas Generaciones, que ni saben redactar, ni hacer un reportaje
ni una mísera entrevista, ni aunque sean doce no contra sino a favor de uno.
El drama añadido es que este paisanaje sin
atributos se ha hecho inservible para la profesión. Ariza, el moderno
esclavista, no es otra cosa que el amo de lacayos pigmeos dispuestos a trabajar
gratis con tal de ser en televisión. Un biotipo degradado que nada tiene que
ver con el periodista. Es preciso defender la decencia del periodismo de
corsarios sin escrúpulos como Julio Ariza.
La abstención es la puerta para cerrar las autonomías
Carmen Klecker
Hartos de mentiras y componendas. Toda la deuda y la ruina
de España está provocada por el invento de Juan Carlos el Borbón cazador y la
camarilla que asaltó el poder en 1978. La división de España era el pacto. El
miedo a que al final de un régimen supusiera la desesperación de lo peor que se
había instalado en los últimos años en espera de la muerte de Franco, fue lo
que motivo el invento llamado “transición”, que solo supuso el tránsito de los
aprovechados, de los que precisamente
estaba en esas poltronas y se pasaron a unas nuevas. Poca gente honrada quedó y
fue defenestrada, y no se trata de cantar las excelencias de un régimen
dictatorial que sin embargo resultaba más barato que esta dictadura impuesta en
la mentira de las urnas cerradas a toda participación democrática.
Puestas las bases para que el estúpido pueblo español les
mantuviéramos hasta la tumba, se organizó el estado en lo que cada miembro de
una casta tuviera en gana presentar. Todas las competencias transferidas del
estado central han servido para reforzar a cada uno de los reyezuelos sin alma,
sin escrúpulos, que ni uno se libra, de las autoproclamadas autonomías, porque
descentralizar el Estado, no es repartírselo y hacer uno a gusto de cada
político que ha tomado el servicio al público como profesión.
Ahora las catalanas. Un parlamento –tenemos 17, mas el
central, más el senado- en el que España ha desaparecido y se han hecho con la
voz de la gente una suerte de miserables que en nada están pensando más que en
lucrarse del servicio al público. Cada voto que depositamos legitima lo que ya
existe, no cambiará nada, nada se hará por la gente. Así que para cerrar la
mentira y expolio y la estupidez del separatismo que representan las autonomías,
todas, solo cabe cerrarlas, solo cabe ejercer el mínimo derecho libre posible
que nos han dejado: Abstenerse, porque abstenerse es decirles que su sistema no
nos interesa, que el hambre no nos gusta, y que ser esclavos a subvención nos
espanta.
Os recomiendo la lectura del libro “Historia clara de la
España reciente” de Ed. Rambla, perfecto análisis de los últimos 70 años de
nuestra doliente Nación.
Carmen Klecker
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