miércoles, 6 de julio de 2011

Salafismo : la cara oculta y peligrosa del Islamismo

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Las autoridades españolas se muestran pasivas ante el repunte de un movimiento que aboga por el terrorismo violento

Juan Velarde, 04 de julio de 2011 a las 18:21

¿Problemas de convivencia entre culturas? ¿Posibles brotes xenófobos? Las recientes agresiones perpetradas por jóvenes musulmanes en el barrio de Los Escritores, en Guadalajara, hacia quienes se manifestaban en contra de la apertura de una mezquita pone de relieve que hay una facción que no está por la labor de tolerar opiniones en contra. Se trata de la corriente salafista, una rama de los musulmanes ante la que no se debería de cerrar los ojos, tal y como exponen en la tertulia el analista e investigador de Intereconomía Rodrigo Gavilán y el experto en política de Periodista Digital Antonio Chichentru.

Para Gavilán, los hechos están muy claros

La asociación musulmana de Guadalajara había comprado por 100.000 euros un local para instalar definitivamente la mezquita de la ciudad. En este punto, no debería de pasar nada porque en España existe libertad religiosa. La asociación de vecinos del barrio de Los Escritores se movilizó en contra y organizó una concentración, donde recibieron la visita de encapuchados que les arrojaron piedras causando lesiones al menos a seis vecinos. La preocupación de los vecinos aumentó al saber que de los 10 congresos salafistas celebrados en España en 2010, ocho se celebraron en Cataluña, uno en Vizcaya y el último en Guadalajara, dato éste que llama poderosísimamente la atención.

¿Y cuál es este matiz que tanto asusta a los vecinos? El analista de Intereconomía da la respuesta:
El salafismo es una corriente radical derivada de los Hermanos Musulmanes, muy extendida en el norte de África, a la que pertenecían los autores materiales de la masacre del 11-M y el grupo Al Qaeda del Magreb Islámico. El interés de esta corriente es transformar a los musulmanes moderados en radicales. La idea es ir suplantando o sustituyendo a imanes moderados en otros de su cuerda. El problema es que la clase política no sabe distinguir entre la religión musulmana y lo que es el salafismo, que es un terrorismo violento.
Para Antonio Chinchetru:

Es conocido que las autoridades en España, también fuera de ella, pero centrándonos en lo que pasa aquí, sobre todo en Cataluña, tienen miedo a actuar contra el integrismo islámico y esto no solo atenta contra el conjunto de la población, sino especialmente de los musulmanes moderados que viven en España, que además son la gran mayoría. Esta gente está aguantando una presión tremenda y, pese a todo, las autoridades, insisto, no están tomando cartas en el asunto.

El experto en política de Periodista Digital añade que:
Luego vemos casos extremos como en Cataluña donde se crea un tribunal islámico que condena a una señora y la alcaldesa del pueblo en cuestión, en vez de defender a esa persona, defiende a quienes han creado ese tribunal islámico paralelo, que además es atentatorio contra los derechos individuales. Ese es el gran problema, la cobardía a enfrentarse al integrismo islámico. Existe una política de apaciguamiento y la historia ha demostrado que cuando se ha ideo por esta deriva, lo único que se ha conseguido es que esta gente se haga mucho más fuerte y te terminan golpeando.

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