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José Ricardo Martínez, líder de UGT en Madrid, se ha quitado la careta. Sólo le bastado con dar dos voces para dar con la clave de la huelga de los docentes en la región. Literalmente, coma arriba, coma abajo, ha dicho que espera que ningún trabajador deposite el próximo 20 de noviembre una sola papeleta para votar al petimetre de Mariano Rajoy. ¿Les cabe a ustedes alguna duda de por dónde van los tiros?
La verdad es que a estas alturas de la película no me sorprende la recuperación de la calle por parte de determinados sindicatos, muy adormilados en estos últimos largos siete años y que, de repente, se acuerdan de que hay que montar algaradas por doquier, que las elecciones están ahí, a la vuelta de la esquina y hay que crispar el ambiente para que el río llegue con las aguas muy revueltas y ya se sabe que en situaciones de este calado hay ganancia de pescadores, sobre todo quienes saben manejarse en el agit prop.
Además, después de los falaces argumentos que estamos viendo por parte de estas organizaciones, la resistencia de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid está más que justificada. No se puede negociar con personas que, sencillamente, están en una dimensión diferente a la de la verdad. Mezclan churras con merinas, les da lo mismo sumar que restar o multiplicar que dividir. Son expertos en confundir la velocidad con el tocino y así sólo pueden vender su discurso a los muy convencidos, a los que no son capaces de discernir la realidad de la ficción.
Los tijeretazos que denuncian, dicho sea de paso, son los que han dejado pasar impunemente, la congelación de las pensiones, la erradicación del cheque bebé, los 421 euros de ayudas a los parados de larga duración, el recorte del 5% de media a los funcionarios y todos esos tienen un mismo nombre, José Luis Rodríguez Zapatero, con el aplauso de Alfredo Pérez Rubalcaba y el sello del PSOE. Entonces, justo en ese instante, todos protestaron…con la boca pequeña.
Tampoco tengamos dudas de que este movimiento va a perdurar en las próximas semanas, hasta el 20 de noviembre, cuando entonces llegue el calorcillo de las urnas y se vea si las protestas masivas, pero muy localizadas y partidistas, amén de partidarias, han tenido los frutos deseados. Con Esperanza Aguirre estos tipos lo llevan claro. La presidenta tiene claro que no se va a ceder un ápice a la injusticia. Pero si llegan a dar con un político de hueco relieve….tal vez otra cosa hubiese pasado, independientemente de que la reivindicación hubiese sido igual de injusta, pero algunos, ya se sabe, se ponen de alfombra por si las moscas.
Juan Antonio Alonso Velarde
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