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Haced lo que yo os diga, no lo que haga. Esa es la fórmula, la ecuación perfecta de estos nacionalistas de chichinabo, de trampa y cartón, que circundan por nuestra ancha y vasta geografía. Señores como Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña y que bajo esa apariencia de persona amable se esconde un independentista de tres al cuarto, es capaz de renunciar a ¿sus principios? cuando los perjudicados pueden ser sus hijos, así, como suena. Y es que, evidentemente, no es lo mismo predicar que dar trigo y, lógicamente, como buen padre, prevalecen los derechos de los tuyos por encima de lo que clamas y reclamas por cualquier esquina. Por tanto, con la cuestión idiomática, Mas promociona y exige el catalán como lengua casi única en su comunidad, pero a sus nenes los lleva a excelentes (y costosísimos) colegios donde se imparten a partes iguales el catalán, castellano, inglés o francés.
Creo que va siendo hora de que los ciudadanos se den cuenta de que esta casta parasitaria les ha llevado a la doble ruina, la económica y la moral. No es posible tener tanta cara y tan inmoralidad y seguir presumiendo por esta vida de tener unos principios intachables e innegociables. Es que, imagínense ustedes que son catalanes, que escuchan al señor Mas sobre la necesidad imperiosa de erradicar el castellano, que el futuro es solamente el catalán y que además es lo que más va a valer a la hora de encontrar un empleo, sobre todo ya si tiene pensado emplearse de por vida en la administración pública catalana. Lógicamente, usted empezaría a preocuparse por el futuro de sus hijos y les metería la lengua de Tarradellas hasta por las mismísimas narices hasta que sepan hacer traducciones de catalán al chino y viceversa. Pero, ¡¡¡ay amigo, que luego el telepredicador Mas resulta que hace lo contrario!!!
Y claro, cuando uno observa el resultado de la ignorancia supina a la que han conducido estos hipócritas a la ciudadanía, da que pensar, y mucho. Casi me atrevería a decir que personajes de esta calaña buscan la ignorancia entre su electorado, que no piensen, que no actúen, que vean una realidad ajena a la que en realidad están viviendo. Con el catalán, lamentablemente para quienes se dejan manipular (voluntaria o involuntariamente) no podrán ir más allá de Andorra o acaso medio entenderse con los naturales de Baleares o de la Comunidad Valenciana, pero cuando salgan de turismo o a trabajar al resto de España irán haciendo el paleto porque no sabrán defenderse en castellano…salvo los hijos de Mas.
Aquí hace falta gente responsable, coherente, con dos dedos de frente que sepa sacar al pueblo del aturdimiento que vive en la actualidad. Nadie denigra el catalán, ni es vasco, ni el gallego o el valenciano. Al contrario, la riqueza lingüística es maravillosa, pero lo que es un atentado a la moralidad es la imposición, por un lado; y la erradicación y exterminio de la lengua común a todos los españoles como es el castellano, so pena además de que te metan multas por rotular tu negocio en la lengua de Cervantes o que a tu niño le pongan un punto rojo en la escuela por emplear el castellano. Vamos, tal que si fueran judíos marcados con la estrella amarilla en los tiempos del nazismo.
Juan Antonio Alonso Velarde
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