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Hay muchos motivos para que, en esta hora, me sienta cercano, y agradecido, a Francisco José Alcaraz. Porque es un patriota que ha sido capaz de catalizar el palpito de la nación herida por la alianza entre PSOE y ETA y la venta de la mentira por los medios de la casta parasitaria. Y a su concurso, sin medios, sin prácticamente apoyos, acudimos masivamente a la Plaza de la República Dominicana en una muestra general de lucidez, dignidad y patriotismo. Y los liberales siempre hemos sido patriotas, porque España y libertad son, aquí y ahora, conceptos sinónimos.
La segunda es que es hermano de un héroe de España, asesinado por el terrorismo socialista separatista. En una ocasión, en privado, le pregunté por qué lo hacía y, en silencio, sacando su cartera me alargó las fotos de sus dos sobrinas, mellizas, de tres años, una preciosidad de belleza y alegría españolas, que habían sido asesinadas en el atentado contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Y entendí que Francisco José Alcaraz no era comprable, no desfallecería, no se plegaría a ninguna componenda.
Y no lo ha hecho. Lo volvió a demostrar el sábado con el espléndido y decisivo acto de la Plaza de la República Dominicana que es un aviso patriótico a navegantes: España no es negociable, quien ceda a las mentiras de ETA tendrá a los españoles enfrente, desaparecerá por el sumidero de la historia.
Con Alcaraz, con agradecimiento.
Enrique de Diego
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