miércoles, 19 de octubre de 2011

La Conferencia Trampa



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Se barruntaba, pero ya es un hecho irrefutable. El PSOE, fiel a sus principios de traición a la patria, se presta al juego de acudir el próximo lunes 17 de octubre a la diabólica conferencia de paz en San Sebastián, un foro pergeñado para mayor gloria de ETA, un evento donde se intenta conseguir ese comunicado de mínimos, algo que llevarse a la boca de cara a unas elecciones, un papel mojado al fin y al cabo, ya que los terroristas han conseguido lo que querían, entrar en las instituciones y en realidad no están forzados a comprometerse a nada y menos con un Ejecutivo socialista que está más que amortizado, liquidado y en situación de quiebra y derribo.
Los socialistas del País Vasco, con el inefable Patxi López al frente y Jesús Eguiguren, presidente del PSE ejerciendo de perfecto cicerone, mucho mejor que la Preysler con los bombones; han conseguido ponerse en esta fatal equidistancia entre víctimas y verdugos, entre quienes han sufrido la pérdida de un familiar, de un amigo o de un vecino y aquellos que han estado prestos a darle al gatillo o al detonador. Eso es lo peor que se puede hacer en estos casos, la tibieza, las actitudes genuflexas hacia quienes han estado patrocinando el terror a lo largo de más de cuatro décadas.
Bien es cierto que nadie desea que esa amenaza de las extorsiones, del tiro en la nuca o de las bombas lapa siga presente en nuestras vidas. Todos deseamos transitar por esta vida con la máxima tranquilidad y lograr el fin de ETA es un objetivo que nadie pone en tela de juicio, pero no de esa manera, dando concesiones a diestro y a siniestro cuando, además, es el entorno batasuno quien debe pedir perdón por las casi mil atrocidades cometidas a lo largo de todo este tiempo.
Desde luego, no sé quién habrá sido el lumbreras que le ha dicho al PSOE que lo del fin de ETA es cuestión de dos días y comunicado que te crió antes de las elecciones para probar que había buena fe en los antepasados de Bildu, Sortu o Amaiur. Eso es el verdadero timo de la estampita. Nadie se puede tragar tal cúmulo de falsedades y falacias y menos aún que el Gobierno se ofrezca a ponerse de alfombra y firmar un empate, ni vencedores ni vencidos. Las acciones de los etarras han de tener por ley su justo castigo, sea quien sea el partido que salga de las urnas el próximo 20 de noviembre.
No se trata de un simple perdón o de que se hagan cumplir íntegramente las condenas de prisión, sino que además se vean gestos al uso, actitudes radicalmente diferentes, pero nada de esto es posible cuando, por ejemplo, la bandera española deja de ondear en muchos consistorios gobernados por Bildu. Así, sinceramente, no hay nada que hacer.

Juan Antonio Alonso Velarde

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