sábado, 22 de octubre de 2011

Los desastrosos años de Zapatero :de la retirada de Irak al escudo de misiles




                                                               www.regeneracionya.com
Libia y el escudo antimisiles dan al traste con el antibelicismo . Los socialistas dejan Defensa sin dinero y sin ningún programa nuevo de modernización.
El anuncio de que España participará de forma activo en el escudo antimisiles que impulsara internacionalmente el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush escenificó hace unas semanas el giro de casi 180 grados que en los últimos ocho años ha dado la política de Seguridad y Defensa que ha llevado a cabo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Lejos parece quedar ya aquellas actitudes antibelicistas y antiamericanas –ofensas personales al ex presidente norteamericano incluidas– que el todavía inquilino de La Moncloa coleccionó durante los primeros años de su mandato. El primero de ellos, incluso antes de empezar su mandato, durante un debate sobre el Estado de la Nación, en junio de 2001. Era jefe de la oposición y replilcaba a Aznar por su apoyo al escudo antimisiles de Bush. Sus palabras textuales fueron: "La política de defensa y de seguridad tiene que ser una política de Estado y de consenso. Hubiera sido muy deseable que, antes de hacer el pronunciamiento que hizo con el presidente de los Estados Unidos, dando su apoyo al escudo antimisiles, hubiera venido a esta Cámara a explicar por qué y a debatirlo. (Aplausos.) Así es como se hace una política de defensa cohesionada. Todavía está a tiempo de hacerlo. Nosotros no lo compartimos, sinceramente, porque creo que es una idea vieja, que es la repetición de la propuesta del señor Reagan de la guerra de las galaxias y que no camina en la dirección adecuada para una política de seguridad en el mundo."
La segunda y más grave fue cuando se mantuvo sentado al paso de la bandera de Estados Unidos durante el desfile militar de la Fiesta Nacional de 2003, acto al que había sido invitado el ejército norteamericano.
Su primera decisión política nada más tomar posesión del cargo fue retirar las tropas españolas que se encontraban de misión de imposición de la paz en Irak. Algo que realizó sin esperar el tiempo necesario para que los aliados se reorganizaran y pudiesen cubrir las misiones y zonas que llevaban a cabo los españoles.
La decisión se comunicó a Estados Unidos fuera de los protocolos oficiales habituales. El encargado de hacerlo fue José Bono, que se desplazó hasta Washington para entrevistarse con el secretario estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, siendo todavía presidente de Castilla La Mancha, pese a que ya se sabía que iba a ocupar la cartera de Defensa. Es decir, el mensajero no formaba parte en ese momento del Gobierno español.
Pero el hecho no quedó sólo ahí, en septiembre de 2004, cinco meses después de la retirada de las tropas, el propio Zapatero aprovechó en la conferencia de prensa que cerró la cumbre hispano-tunecina en Túnez para llamar al resto de países aliados con tropas desplegadas en Irak a retirarlas de allí.
Además, tuvo algunos gestos poco diplomáticos de ofensa hacia Bush. Así, durante la campaña electoral para la Presidencia de Estados Unidos de 2004, lejos de mantener la imparcialidad institucional que de un mandatario extranjero se espera, tomó partido por el candidato demócrata, el senador John Kerry. Es más, tras la derrota de éste, no envió a ningún representante del Ejecutivo español a la toma de posesión del segundo mandato de Bush.
Pero el ejemplo más clarificador de los cambios en su política bélica se han reflejado en la actitud mantenido por el Ejecutivo Zapatero con la presencia española en la guerra de Afganistán. Cuando los socialistas llegaron a La Moncloa, el Ejército español tenía apenas 350 militares en el país asiático. Cifra que aumentaron a 450 en julio de 2004 para compensar la retirada de Irak.
Durante toda la primera legislatura, España mantuvo un nivel muy bajo de implicación en Afganistán. Un hecho que ha cambiado desde 2008, en el que han ido doblando paulatinamente el número de militares. Ese año se llega hasta casi 800 militares, aumentando hasta los 1.010 en 2009 y a los 1.521 actuales en 2010.
La realidad de esta mayor implicación ha intentado ser ocultada por el Gobierno, que ha insistido en trasmitir que las tropas españolas desplegadas en el país asiático cumplían únicamente misiones humanitarias. En esta línea, el ministro de Defensa entre abril de 2004 y abril de 2006, José Bono, llegó a decir él "prefería morir antes que matar", en referencia a la misión afgana.
El Ejecutivo y el ministerio de Defensa han venido ocultando buena parte de las escaramuzas y enfrentamientos armadas que se mantenía con los talibanes, que se han recrudecido en los últimos años, coincidiendo con el aumento de tropas y la creación de puesto avanzados de combate.
Mientras la implicación española en Afganistán aumentaba, el Gobierno Zapatero también permitió que algunos aviones de la CIA hiciesen escala en bases españolas en sus vuelos hacia el limbo jurídico de la base norteamericana de Guantánamo (Cuba). Unos vuelos de los que intentaron echar toda la responsabilidad al Ejecutivo Aznar pero que terminó salpicando al Ejecutivo Zapatero. Al menos siete de ellos se realizaron con los socialistas en La Moncloa.
Además, al son que dictaba el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no han tenido problemas en implicarse de forma directa en la guerra de Libia, a donde el Gobierno Zapatero envió un grupo de cazas F-18 para misiones de supremacía aérea –con orden de abatir a cualquier avión libio que despegase de una base militar o civil– , una moderna fragata F100, un submarino y una pareja de aviones cisterna de reabastecimiento en vuelo que han permitido los ataques aéreos de los cazas aliados contra el Ejército de Gadafi. Como no podía ser de otro modo, y aunque ni el propio Gobierno se creía sus palabras, la implicación en la guerra libia también se vendió como algo humanitario.
En España, para profundizar en ese aire humanitario de las Fuerzas Armadas, Zapatero ideó la Unidad Militar de Emergencias, destinada a convencer a parte de su electorado de que el Ejército era bueno porque apagaba fuegos y participaba en rescates en zonas desoladas por catástrofes naturales, algo que ha hecho durante toda su existencia, sin la necesidad de crear una unidad especial que perjudicase con su creación parte de la potencia de actuación del Ejército de Tierra.
Fuera de la imagen ‘oegenera’ de las Fuerzas Armadas, ni Zapatero ni ningún miembro de su Gobierno se ha preocupado realmente de solucionar los problemas y retos que existen en el ministerio de Defensa ni en los tres Ejércitos. Sólo han utilizado esta cartera como proyección mediática, ocultando y tapando todo aquello que les pudiese resultar molesto.
Prueba de ello es que tanto la todavía ministra de Defensa, Carmen Chacón, como sus predecesores Bono y José Antonio Alonso, no han hecho nada de nada por su departamento: ningún programa de modernización, nada por arreglar los problemas la tropa, marinería o sus oficiales, nada nuevo en cuanto a la organización del personal... Eso sí, no han dudado en enfangar más la situación de muchos militares con la polémica Ley de Carrera Militar de 2007, que ha llenado los tribunales y el propio ministerio de recursos, quejas y protestas.
Muestra de ello son las declaraciones de la propia Chacón tras conocerse que el ministerio de Defensa atraviesa por una delicada situación económica, debido a los grandes pagos económicos que tiene que afrontar. Se limitó a señalar que la deuda "básicamente es heredada" de la época del Gobierno de José María Aznar.
Ni una palabra de que esa deuda viene generada por programas necesarios para la modernización de las Fuerzas Armadas como los del caza Eurofighter, las fragatas F100, los helicópteros Tigre, los nuevos submarinos S80, los carros de combate Leopard, el BPE Juan Carlos I... Y ni una palabra de que desde que ella llegó al departamento el presupuesto se ha reducido más del 16 por ciento, ya que a la hora de hacer recortes el de Defensa ha sido siempre el ministerio elegido, algo de lo que la propia Chacón se ha vanagloriado ante los medios en numerosas ocasiones.

No hay comentarios: