domingo, 23 de octubre de 2011

Mariano Rajoy y el PP baluartes de la Unidad Nacional




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Allá donde miro sólo veo socialistas de la cultura de la muerte, robando o matando: socialistas de ETA, Pepino Biancone, Carme Chacón, que se ha gastado 80 millones del contribuyente para matar a Gadafi, socialista que es la excepción que confirma la regla, al que la Alianza Atlántica ha dado una muerte indigna incluso de él.

Como los socialistas sólo hablan de aborto, muerte digna y los socialistas de ETA de muerte a secas, parece que tratan de obtener rédito electoral de algo tan inconsistente como que unos asesinos anuncien que no van a matar, por la sencilla razón de que ya han conseguido sus primeros objetivos –estar en las situaciones, demoler el Tribunal Constitucional, situar al Gobierno en la dudosa posición de delincuentes y chivatos- y se disponen a intentar conseguir el último que es la independencia, y en un sentido totalitario, de dominio del poder total, que es cuando los asesinos se ejercitan sin límites. Cuando el socialista Hitler fracasó en el pustch de Munich, en 1923, y fue condenado a cuatro años, de los que cumplió unos meses, al salir de la cómoda prisión en la que se le mantuvo anunció que respetaría la legalidad. Hasta que tomó el poder en 1933, cuando abolió todos los partidos y montó campos de exterminio hasta la segunda guerra mundial y el Holocausto.

Son estos tiempos de pretendida confusión para mantener la cabeza fría y el ánimo alerta. Esos asesinos no debían haber asesinado nunca. Deben pagar por sus crímenes e ir a la cárcel, para cumplir íntegras sus penas. Por eso a mí me ha parecido muy sensata y bastante sólida –con alguna frase ingenua e inoportuna- la reacción de Mariano Rajoy al comunicado de los asesinos socialistas de ETA. Ha dejado claros dos principios básicos: la unidad de España y el imperio de la Ley. Y un elemento emocional ético prioritario: la cercanía y el respeto a las víctimas.

Mariano Rajoy y el PP se sitúan, de cara al 20-N, como baluartes de la unidad nacional frente a la alianza ya expresa de PSOE y ETA para intentar beneficiarse mutuamente, aunque me parece que el PSOE es aquí el cornudo y apaleado. Resulta difícil de comprender la transferencia de legitimidad socialista que el PSOE viene perpetrando hacia el brazo político de los criminales socialistas de ETA y que constituye un auténtico suicidio del socialismo vasco, el único que quedaba con algún crédito.
También me parece resaltable la reacción, prudente y clara, de Rosa Díez la sitúa como referencia de la izquierda patriótica.

Toda vez que el PSOE está a punto de desaparecer por el sumidero de la historia, la alianza PSOE-ETA no conseguirá acabar con la unidad de España.


Enrique de Diego

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