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La Generalitat catalana ha recortado de nuevo el sueldo a los funcionarios y ya está hablando del REPAGO en Sanidad. La primera cuestión llamativa es que estas medidas de sangre, sudor y lágrimas se producen inmediatamente después de las elecciones, con lo que ello significa de tratar a los españoles –en este caso, a los catalanes- como a niños pequeños. No se habla de la realidad durante la campaña electoral, para que la verdad se abra de inmediato. Eso siempre se ha llamado engaño y mentira u ocultación de la verdad.
En realidad, lo que no se puede sostener es la Generalitat catalana. La crisis española es manifiestamente una crisis de exceso de políticos profesionales, de manos muertas.
Es preciso constatar que las autonomías no son sostenibles. La Generalitat valenciana no está pagando ni a las farmacias, ni el turno de oficio, ni a los colegios concertados y ya no tiene de donde financiarse tras quebrar la Caja de Ahorros del Mediterráneo, perder Bancaja y tener que ser intervenido el Banco de Valencia.
Hay que cerrar las autonomías. Y para los que argumentan que eso es imposible, la respuesta es fácil: lo imposible es sotenerlas.
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