domingo, 6 de noviembre de 2011

Burbuja Universitaria


                                                            www.regeneracionya.com
Toda ciudad de más de 50.000 habitantes tiene su campus, cuando el alumnado ha caído un 15,15% entre 1996 y 2008
Nada ilustra mejor el tremendo desbarajuste universitario español, que la burbuja que se ha montado con los estudios de Periodismo.Para hacerse una idea del despropósito en el que nos hallamos, un caso paradigmático lo ofrece periodismo.
En julio de 2011 se licenciaron 3.000 periodistas, con lo que la nómina de graduados en esta ciencia se situaba en los 75.000.
Esto acontece en un momento en que las empresas informativas o están desapareciendo o reduciendo drásticamente la plantilla. Se podría llegar a la conclusión de que lo sensato sería cerrar facultades de ciencias de la información.
Pero, muy al contrario, son las que más se reproducen: se puede estudiar periodismo en nuestros país en 41 centros públicos y privados, que concentran a la friolera de 19.000 alumnos.
La cifra sube si se incluyen los estudios de comunicación audiovisual y publicidad: ¿A qué se debe? A que hay una demanda ficticia y es una facultad «barata» que requiere personal docente poco especializado.

LA BURBUJA UNIVERSITARIA
Según datos oficiales del Ministerio de Educación hay 78 universidades en España: 50 públicas y 28 privadas. La proliferación de establecimientos para la enseñanza superior en los últimos años ha sido más que notable.
En 1975, el número total era de 28. En 1985 se había pasado a 35. A partir de 1985 comienza el proceso de descentralización de la educación y se empiezan a transferir competencias en esta materia a las comunidades autónomas.
Treinta y seis años más tarde, con una tendencia decreciente de alumnos en los últimos tiempos (véase el gráfico), la cifra de universidades se duplica.
Como explica José Grau en ABC, en 2010 contábamos con 236 campus o sedes universitarias, de ellos 154 de universidades públicas y 69 de privadas. El chascarrillo entre los entendidos es que no hay ciudad española de más de 50.000 habitantes que no tenga «su» campus y «su» museo.
A GASTAR QUE PAGA EL REY
Un caso típico del desbarajuste se puede ilustrar echando mano de la Comunidad Valenciana. La Universidad de Elche (erigida en 1996) dista de la de Alicante (data de 1979) 20 kilómetros. Metamos en liza a la centenaria Universidad de Murcia, a 57 kilómetros de Elche.
Las últimas estadísticas detalladas publicadas por el Ministerio de Educación son del curso 2007/2008. En ellas se puede comprobar que prácticamente todas las titulaciones que se ofrecen en Elche, desde Administración y Dirección de Empresas, hasta Farmacia y Medicina (dos facultades «caras»), se pueden cursar también en la vecina Murcia, y hay muchas repetidas en Alicante y Elche, como la socorrida Administración y Dirección de Empresas, y, por su supuesto, Derecho.
Es fácil imaginarse el gasto superfluo que se produce con tres instituciones así, tan próximas, y además, con numerosísimos campus diseminados en otras localidades más pequeñas, como Orihuela: duplicidades de edificios, de profesores, de gastos corrientes en luz, agua, etc.

UNA CATETADA MAYÚSCULA
Pero Elche y Alicante no son la excepción. Son casi la regla. En Andalucía hay al menos una universidad en cada capital de provincia. Está la Universidad Pública de Navarra y la Universidad de Navarra, que aunque ahora conviven pacíficamente, la segunda fue de algún modo un intento político para dinamitar a la primera.
Pero no contentos con el espectáculo, el Parlamento regional aprobó el 2 de julio de 2002 una Ley Foral por la que implantaba estudios universitarios en Tudela.
Ante esto, choca la respuesta oficial de los rectores. El ya ex rector de la Conferencia de Rectores (el cambio se produjo hace dos semanas), respondía a este periódico que si se atenían a las «ratios», en España no sobraban universidades.
Pero claro, como señalan los expertos, las «ratios» se pueden manejar de muchas maneras, y para un país como el nuestro, es obvio que por lo menos sobran titulaciones en las universidades.
Hasta el Ministerio de Educación comienza a ser consciente de este gran problema, forzado por la crisis económica. No es solo el real decreto de fusiones y cierres de universidades, que Ángel Gabilondo intenta que se apruebe antes de las elecciones. Desde el ministerio se está haciendo ahora un esfuerzo por acabar con esta deriva con otra arma.
TRABAJAR PARA LA JUNTA O CON TITULO
Otro aspecto esencial de tan mala política educativa, durante tantos años, es haber creado la sensación de que todo el mundo tiene que ser universitario. En realidad, los países que mejor funcionan en este campo, como Alemania, cuidan mucho más la correcta elección vocacional según las capacidades de cada uno, y en concreto, fomentan la formación profesional.
En España, en 2009, el porcentaje de población entre 30 y 34 años que había alcanzado el nivel de formación en educación superior era del 39,4%; en Alemania, por el contrario, del 29,4% y en Austria del 23,5%. Y esto es compatible con que el abandono educativo temprano, en ese mismo año, sea del 31,2% en España y del 11,1 en Alemania.
¿Qué puede haber entre el abandono escolar y la enseñanza superior? Pues habría que pensar en la formación profesional.
El mismo ministerio de Educación reacciona, también tarde, y hace dos semanas publicó un informe en el que decía que la formación profesional necesita crear en la próxima legislatura 200.000 nuevas plazas, «para dar respuesta a las demandas de la sociedad y de los diferentes sectores productivos».

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