El PP sera la segunda fuerza en cataluña, donde crecera CIU y se hunde el PSC

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Es ya casi un tópico político la frase que dice que Zapatero ganó las generales de 2008 en Cataluña. El diferencial de 17 escaños que le sacó entonces el PSC al PP fue decisivo. Cuatro años después, los socialicistas seguirán siendo la fuerza más votada en Cataluña, pero la diferencia con los populares se puede ver reducida a una horquilla que oscila entre las cuatro y las ocho actas. Cataluña ha dejado de ser territorio hostil para el PP, que con el previsible buen resultado que obtendrá en esta comunidad allana aún más el camino de Rajoy a la Moncloa.
La encuesta de DYM para ABC confirma el cambio de ciclo político que se está dando en Cataluña, que arrancó con las autonómicas de 2010, prosiguió con las locales del pasado mayo y se confirmará ahora en las generales del 20-N: el avance del espacio del centro derecha —muy notable en el caso del PP, más moderado ahora en el de CiU— es directamente proporcional al descalabro del PSC. Desalojados de la Generalitat, de la Diputación y de los principales ayuntamientos, ahora ven recortada su tradicional ventaja en las generales.

Según el sondeo, el PSC, como siempre desde la reinstauración de la democracia, ganará las legislativas en Cataluña, aunque retrocediendo diez puntos respecto a 2008: del arrollador 46,1% (25 diputados) de hace cuatro años, al 36,7% (18-19 diputados) del 20-N. La candidata Carme Chacón pierde pie, complicando más si cabe el panorama en un partido que, sin liderazgos claros, debatiéndose aún entre sus dos almas —la catalanista y la de obediencia al PSOE— afronta ahora un congreso necesariamente de refundación.
Los principales beneficiarios del retroceso del PSC son CiU y, sobre todo, el PP, en disposición de disputar a los nacionalistas ser segunda fuerza en la comunidad. Frente al 16,7% de votos y ocho diputados de 2008, el partido que preside Alicia Sánchez-Camacho podría auparse hasta el 24,1% de los sufragios y sacar de 11 a 14 actas, superando el techo histórico de a formación, cuando con Piqué como candidato el PP aportó doce diputados a la mayoría absoluta de José María Aznar en 2000.

En poco más de tres años desde que asumiera el liderazgo del partido, Sánchez-Camacho ha logrado el imposible de colocar una formación entonces desangrada por las luchas internas en el centro del tablero político. Tutela a CiU en el Parlamento catalán, gobierna con los convergentes la Diputación de Barcelona y se dispone a entrar, también con CiU, en el Ayuntamiento de la capital catalana a la vuelta de la Navidad. Ahora en las generales, con Jorge Fernández Díaz como candidato, el PP aspira incluso al «sorpasso» respecto a CiU, que crece, pero de manera más moderada.
El papel de Duran

Dando por descontada la mayoría absoluta de los populares, parece que el electorado no ha acabado de entender la muy sincopada campaña de un Josep Duran al que sus rivales le atribuyen cierto nerviosismo: un día comentarios despectivos sobre los andaluces a cuenta del PER, al siguiente pacto fiscal, al otro petición de un gobierno de concentración... Con todo, la encuesta da a CiU un notable resultado de entre 12 y 14 escaños (diez en 2008) y una bolsa de votos del 23,9% (21,3% hace cuatro años). En todo caso, y si se confirma la arrolladora victoria popular, será insuficiente para desarrollar el papel de relevancia al que aspira Duran.

Por lo que respecta a ERC, la pérdida de un diputado (de tres a dos) casi puede considerarse como un buen resultado: con el liderazgo de Oriol Junqueras en el partido recién estrenado, ERC presenta a un semidesconocido Alfred Bosch, candidato de perfil bajo, muy lejos de aquella candidatura plebiscitaria de Carod-Rovira en 2004, a los pocos meses de su entrevista con ETA, cuando sacó 8 diputados. Iniciativa per Cataluña —aliado catalán de IU— mantendrá su único diputado en el Congreso, que en este caso ocupará el durante años líder de CCOO en Cataluña, Joan Coscubiela.