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Porque estamos dispuesto a trabajar, y a hacer valer nuestras convicciones, recordemos este artículo de Enrique de Diego, del año 2010.
La dialéctica hooligang ha de dejar paso, lo está haciendo ya a la toma de conciencia de la autonomía de la sociedad civil.
Porque el hooliganismo sólo sirve para reforzar el sistema, y a la casta parasitaria, a través de alguna de sus facciones, de forma que se convierte en una forma de suicidio civil masoquita.
La sociedad civil está latente y emergente. Tiene su propia agenda y una clara convicción de que se precisa una regeneración democrática, esencial para salir de la crisis.
Porque esta crisis está provocada por la quiebra del gigantesco e insostenible modelo político.
Ha sido el modelo político el que ha llevado al desastre al sector inmobiliario, clave en nuestra economía, haciendo que financiara los hiperinflacionados ayuntamientos y las autonomías.
Ha sido el modelo político el que ha llevado la corrupción al mundo del ladrillo, haciendo que éste financiara las campañas de los partidos y las corruptelas de los ediles, haciendo recaer todo ello sobre el precio de las viviendas y las hipotecas.
Ha sido el modelo político el que ha gestionado mal las cajas, convirtiéndolas en el brazo financiero y presupuestario de las autonomías.
Ha sido el modelo político el que ha convertido la fiscalidad en confiscatoria para mantener el exceso de políticos y sus redes clientelares; la casta parasitaria.
Ha sido el modelo político el que ha establecido la cultura de la subvención como compraventa del voto y como desincentivo al trabajo, al esfuerzo, a la iniciativa y al mérito, primando la vagancia y la coartada ideológica para vivir del cuento.
Por eso la solución no pasa por la alternancia, sino por la alternativa. Y en ese punto la sociedad civil tiene que ser exigencia y ambiciosa. Por de pronto, ha de empezar por ser responsable, por recuperar su soberanía.
Tiene que haber un lobby de quienes no quieren ayudas sino eliminación de las subvenciones; de quienes quieren una sociedad de oportunidades y no el patio de Monipodio, que se está viniendo abajo.
Expoliando a las clases medias, no se podrá sostener ni el mínimo de Estado. O se abre paso la regeneración o esto terminará en la pobreza generalizada, en el tedio gregario y en la caótica anarquía.
Enrique de Diego
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