martes, 6 de diciembre de 2011

Keynes, ha muerto


                                                               




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En la penúltima pirueta de la casta política europea, Nicolás Sarkozy ha lanzado la idea de “refundar Europa”. Al margen de grandilocuencias, todo es más sencillo y más complicado, más grave. Lo que hay que hacer es desmantelar Bruselas como burocracia privilegiada y todos esos organismos internacionales donde son colocados los políticos jubilados. Reproducimos el capítulo “Keynes ha muerto” del libro de Enrique de Diego, “Para salvar a España, carta a Rajoy”, sumamente clarificador respecto al debate actual:
En julio de 1944, en Bretton Woods (New Hamsphire), Johan Maynard Keynes, en representación del gobierno británico, y Harry Dexter White, funcionario del Tesoro norteamericano, crearon el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Se trataba de extender los principios de la banca local al campo internacional. Aunque no congeniaron, cooperaron eficazmente. Keynes había definido la esencia de su filosofía económica en su famosa carta al New York Times, en 1933: “Asigno abrumadora importancia al aumento del poder adquisitivo nacional que es consecuencia de la erogación oficial, financiada con préstamos”. Era un mensaje de fácil recepción por los políticos pues reforzaba su instintiva tendencia a gastar y concedía virtualidad y aroma ético al endeudamiento.

Marx murió hace tiempo, cuando cayó el Muro de Berlín, aunque todavía hay grupúsculos de huérfanos suyos, de hijos putativos, desnortados deambulando por medio mundo. También ha muerto Keynes y a su reclamación a la imprudencia y al despilfarro hay que achacar buena parte de los males que padecemos, de esta crisis planetaria que hace tambalear a toda la civilización occidental sin resortes morales. Siete cerrojos al sepulcro de Keynes. Mi abuela Sergia, que en gloria esté, una gran mujer castellana, sabía mucho más de economía que Lord Keynes y nos enseñaba que siempre había que gastar menos de lo que se ingresa y que la pereza es amiga de la pobreza.
Resulta agraviante escuchar a la señora Lagarde amenazar a los mercados y debilitar a los endebles gobiernos con sus soflamas, desde la gerencia del Fondo Monetario Internacional, porque podremos con sencillez entender que la crisis ha sido superada cuando el Fondo Monetario Internacional haya sido cerrado; cuando haya desaparecido el Banco Mundial y cuando la ONU haya sido podada de esa selva de organismos dedicados a la burocratización del humanitarismo y siempre a empeorar las situaciones críticas y a agravar los conflictos.
Ustedes, los políticos profesionales, señor Rajoy, han generado organismos ineficientes por todo el mundo, que sólo crean problemas y son costosos de mantener. El G 8, el G 20. No hay más que reuniones por todo el planeta, que no sirven para nada y con las que ustedes tratan de adormecer a las opiniones públicas, mostrándose preocupados y dando la impresión de que están ustedes buscando la solución, que nunca encuentran, porque el problema son ustedes.
Ustedes resuelven sus pugnas partidarias ascendiendo a quienes no han resultado vencedores o son ya molestos a esos organismos internacionales, que forman parte del escalafón de los políticos profesionales de todas las naciones. Porque los culpables de esta crisis, señor Rajoy, son ustedes, los políticos profesionales; la causa de esta crisis es que hay demasiados políticos profesionales en todas las naciones, también demasiados organismos internacionales. Habla usted, señor Rajoy, de duplicidades, pero ustedes, los políticos profesionales, siempre superponen organismos, siempre aumentan burocracia, siempre incrementan los puestos disponibles para el botín de los políticos profesionales. Crean el Banco Central Europeo pero mantienen, en idénticas dimensiones, los bancos nacionales.
Ya me dirá usted, señor Rajoy, si es capaz, para qué sirve el presidente de la Unión Europea y la ministra de Asuntos Exteriores de la cosa si no es para hundir a los europeos. ¡Ya está bien de estos juegos malabares, de estas depredaciones compulsivas, de estas ridículas huidas hacia adelante! ¡Ya va siendo hora de que los políticos vengan de la sociedad civil y tengan la decencia de volver a casa, a sus negocios anteriores y no la indecencia de colocarse en nuevos organismos o ser los conseguidores de los corruptores de todo el mundo!
Mire, señor Rajoy, la crisis estará resuelta cuando la señora Lagarde se vaya a su casa, y el Fondo Monetario Internacional deje de existir, y cuando lo propio haga el señor Durao Barroso, porque Bruselas ha perdido todo su sentido primigenio y se ha convertido en un lastre, en una de las causas de la crisis.
Bruselas, el Mercado Común, la Comunidad Económica Europea, con el Tratado del Carbón y del Acero, con el Tratado de Roma nació como una zona de libre comercio, de libre circulación de las personas, con poca burocracia. Porque las zonas de libre comercio precisan, como es fácil de entender, de muy poca burocracia. Sin embargo, se ha ido aumentando sin medida, se han generado estúpidos organismos pseudoparlamentarios como el Parlamento Europeo, que no sirven para nada, más que para ustedes coloquen a los políticos profesionales que ya no les sirven, con abultados sueldos y libres de impuestos. Porque en un desfonde moral completo, los burócratas de Bruselas y los europarlamentarios de Estrasburgo se han autoconcedido el privilegio de no cotizar, como si fueran nobles medievales. ¡Es una calamidad! ¡Ustedes, los políticos profesionales, son una vergüenza! No tienen decencia, ni honor.
Esos organismos, esas reuniones internacionales, no sirven para nada; sólo para empobrecer más y más a los indefensos contribuyentes. Es preciso que las sociedades civiles se rearmen. Mire, señor Rajoy, el destino del mundo se decide en las dos sociedades que aún tienen textura y vitalidad: la norteamericana y la española. Usted, señor Rajoy, es pieza clave. Usted, señor Rajoy, tiene una hermosa tarea por delante. Pero los españoles tienen que abandonar por completo la sumisión suicida a la que se les ha conducido y en la que se han abismado. Esas dos sociedades han respondido con coraje y claridad. Primero, en España, con la Plataforma de las Clases Medias que el 23 de noviembre de 2008 protestó en la madrileña plaza de Colón contra los avales concedidos por el Gobierno a los bancos. Luego, en Estados Unidos con el Tea party, que ha hecho importantes avances, gracias al sistema mayoritario imperante en Estados Unidos. En España la Plataforma de las Clases Medias ha sido silenciada por los medios de comunicación, mediatizados y al servicio de la casta parasitaria. Pero esa tormenta de los indignados con razón ha avanzado hasta hacerse imparable.

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