viernes, 9 de diciembre de 2011

La confesión de Suarez Trashorras


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Por su interés aclaratorio, ante la nueva campaña conspiranoica, reproducimos la información del diario El País, (28 de marzo de 2011), en la que se reproducen párrafos textuales del escrito del abogado de Suárez Trashorras al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en la que reconoce la venta de explosivos de Mina Conchita al grupo terrorista islamista. Es conveniente recordar que el diario El Mundo, dentro su habitual falta de rigor, y su tendencia a la manipulación, mantuvo una persistente campaña negando la evidencia y situando a Suárez Trashorras como la víctima de una trama:
El exminero José Emilio Suárez Trashorras, condenado a 34.715 años de prisión por su relación con los atentados del 11-M, ha reconocido ahora que él proporcionó la dinamita Goma 2 robada en Mina Conchita a Jamal Ahmidan, El Chino, con la que se fabricaron las bombas que estallaron en los trenes de cercanías de Madrid el 11 de marzo de 2004 y que causaron la muerte de 191 personas y graves lesiones a otras 1.856.



"Todo o gran parte del explosivo usado el 11-M provino de Mina Conchita"
El condenado asegura que no sabía para qué era la dinamita
Es la primera vez que Trashorras confiesa oficialmente haber proporcionado el explosivo -aunque asegura que no sabía para qué era-; y no lo ha hecho en una declaración periodística sino en el recurso que ha presentado su abogado, Carlos Orbañanos, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Orbañanos recurre la condena a Trashorras al considerar que su defendido no es un terrorista. En el recurso, el exminero pide perdón a las víctimas no solo por lo que él considera su involuntaria participación en los atentados, sino por no haber colaborado con la justicia en el esclarecimiento de los hechos. Trashorras ha dado, antes de ésta, siete versiones distintas de lo que ocurrió, aunque la única oficial es la que dio en el juicio, donde negó haber proporcionado la dinamita.
En el motivo segundo del escrito presentado en Estrasburgo, Orbañanos escribe: "A fin de evitar debates innecesarios y superfluos al objeto del presente recurso es deseo de mi defendido, apartándose de la estrategia de defensa mantenida hasta el presente, reconocer, como bien expresa la sentencia de la Audiencia Nacional (página 658) que todo o gran parte del explosivo utilizado en el terrible atentado del 11-M y [en el suicidio de Leganés que causó la muerte de un polícia] el 3 de abril provino de Mina Conchita y que fue mi representado (pero no solo él) quien lo puso a disposición de Jamal Ahmidan".
El texto añade inmediatamente: "Aunque exceda del objeto del presente recurso el señor Suárez Trashorras con este reconocimiento desea pedir perdón a las víctimas y lamentar no haber prestado la colaboración necesaria a la Administración de justicia para que se hubiera conseguido un mejor esclarecimiento de los hechos a fin de reconfortar en lo posible a las víctimas y sus familiares y para mejor información y tranquilidad de la sociedad española. Este reconocimiento, que afecta a la esfera moral y, por tanto, no a la jurídica, no se integra en estrategia alguna de defensa, aunque cada cual, sin duda, dicho sea con los debidos respetos, lo interpretará como mejor tenga por oportuno".
Trashorras fue condenado como autor por cooperación necesaria en los atentados del 11-M, al considerar la Audiencia Nacional -y ratificar el Supremo- que proporcionó a la célula del islamista Jamal Ahmidan, El Chino, los explosivos que estallaron en los trenes y los que utilizaron para suicidarse en Leganés el 3 de abril de 2004. La condena de 34.715 años es algo menor de los más de 42.000 que le hubieran correspondido si no se le hubiera aplicado la atenuante de padecer esquizofrenia. También fue condenado a 10 años por tenencia y tráfico de explosivos y contra la salud pública por su implicación en la Operación Pipol, que en julio de 2001 desarticuló una trama que tenía en su poder 86 kilos de hachís, tres de cocaína, 16 cartuchos de Goma 2 y 94 detonadores.
El exminero alentó en el pasado, con algunas declaraciones periodísticas, varias teorías conspirativas sobre lo ocurrido el 11-M. El montaje, sin embargo, fue desacreditado cuando se conoció una grabación realizada en la cárcel de Soto del Real (Madrid) en la que se mostraba dispuesto a "contar hasta la guerra civil", mientras le siguieran pagando.
En el recurso presentado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Trashorras alega que nunca creyó que El Chino y su grupo fueran islamistas radicales y que constituyeran un grupo terrorista, porque, entre otras circunstancias, iban a locales de alterne, consumían alcohol y drogas y traficaban con estas, lo que no es una conducta propia de integristas islámicos.
Argumenta que tampoco supo para qué querían los explosivos y que se le dijo que era para atracar joyerías, pero que nunca se imaginó que pudieran volar los trenes de Madrid.
La sentencia, sin embargo, razonó que el exminero pudo conocer los propósitos de El Chino cuando, según la declaración del menor apodado El Gitanillo, Trashorras recordó a El Chino que no olvidase "coger las puntas y los tornillos, que estaban unos 15 metros más adelante". El tribunal razonaba que no se incluye metralla en las voladuras de joyerías y que ese hecho demostraba que el exminero sabía que la dinamita se iba a utilizar contra personas, la única razón de utilizar metralla con el explosivo.
El recurso diferencia entre lo que vio y lo que oyó El Gitanillo, porque el menor nunca llegó a ver la metralla, solo los cartuchos de explosivos.
Y, sobre el radicalismo de Ahmidan y su grupo, la sentencia señalaba que Trashorras estaba al corriente de ese extremo después de la disputa que el 26 de febrero de 2004 su entonces esposa, Carmen Toro, tuvo con El Chino en la casucha de Chinchón, cuando reprobó al islamista que justificara la realización de atentados contra occidentales.

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