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Aunque no siento simpatía por el personaje, que nos debe a todos los españoles una minuciosa explicación sobre su escandaloso incremento de patrimonio, acierta José Bono cuando reclama un secretario general del PSOE que no se avergüence de gritar ¡viva España!
En realidad, el patriotismo es una razón y un sentimiento privativo de un sector, sino, en buena lógica, común a todos. Así es en todas las naciones menos en España. La izquierda en Francia es patriótica, e incluso jacobina. Llevan la bandera de Estados Unidos en el ojal de su chaqueta tanto Bush como Obama, tanto demócratas como republicanos, y tras el atentado del 11-S la forma de mostrar unidad fue sacar, masivamente, la bandera de las barras y estrellas.
Sólo en España, la izquierda es apátrida. En ninguno de sus mítines se ve la bandera nacional. De hecho, los menguantes socialistas suelen ser insultantes y agresivos con quien lleva con orgullo la enseña de España o muestra su orgullo patriótico. Hubo una izquierda marxista que predicaba el internacionalismo proletario, pero no es el caso, no se trata de un retorno, sino de un infinito despiste. El inefable maltratador Jesús Eguiguren se ha apresurado a responder a su compañero de partido. Según el compañero de viaje de ETA, el secretario general del PSOE debería gritar “Gora Euzkadi y Visca Catalunya” para mostrar “la España abierta”.
Abierta en canal. Esos gritos entrañan, en su pulsión separatista, un alto contenido totalitario y aldeano. Lo de Euzkadi es la ensoñación mostrenca y reaccionaria de Sabino Arana. Con esos mimbres, no hay cesto socialista, porque sin ser española la izquierda carece de sentido que pretenda volver a gobernar España.
Doy por supuesto que el acierto de Bono era un dardo envenenado a la separatista Carme Chacón.
Enrique de Diego
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