El periodismo está directamente relacionado con un universal que es la verdad. La verdad es un valor objetivo, que está en la realidad, in re, como indicaban los tomistas. No se posee la verdad, sino que está en la realidad, en los hechos. La verdad, por tanto, no se mueve en el mundo de las opiniones, ni depende de teorías o hipótesis, sino que ha de ser contrastada.
La verdad os hará libres, según la hermosa frase de Jesucristo. La verdad es lo que nos hace periodistas. Sin verdad, el periodismo degenera en mentira y manipulación, en propaganda.
La verdad como cuestión fundamental del periodismo exige humildad y servicio. No da poder, sino que se establece como contrapoder. La mentira es lo que da el poder de dominio sobre las gentes mal informadas, dependientes, crédulas o dispuestas a seguir consignas o incapaces de resistirse a situaciones de presión propagandística. Recordemos que los alemanes, bajo el efecto de la propaganda, llegaron a considerar infrahumanos a los judíos.
La verdad exige compromiso y parte del respeto a la dignidad de las personas. La mentira y la propaganda parten, por el contrario, del desprecio, de la opresión, del abuso de poder. Como la mentira da poder se tiende al abuso mediante la repetición, por ejemplo.
La defensa de la verdad exige compromiso y representa riesgos, pero el mínimo sentido humanitario y la ética profesional nos obliga a ello. Porque la verdad nos hace periodistas y libres y termina dando sus frutos en credibilidad y respeto.
La verdad os hará libres, según la hermosa frase de Jesucristo. La verdad es lo que nos hace periodistas. Sin verdad, el periodismo degenera en mentira y manipulación, en propaganda.
La verdad como cuestión fundamental del periodismo exige humildad y servicio. No da poder, sino que se establece como contrapoder. La mentira es lo que da el poder de dominio sobre las gentes mal informadas, dependientes, crédulas o dispuestas a seguir consignas o incapaces de resistirse a situaciones de presión propagandística. Recordemos que los alemanes, bajo el efecto de la propaganda, llegaron a considerar infrahumanos a los judíos.
La verdad exige compromiso y parte del respeto a la dignidad de las personas. La mentira y la propaganda parten, por el contrario, del desprecio, de la opresión, del abuso de poder. Como la mentira da poder se tiende al abuso mediante la repetición, por ejemplo.
La defensa de la verdad exige compromiso y representa riesgos, pero el mínimo sentido humanitario y la ética profesional nos obliga a ello. Porque la verdad nos hace periodistas y libres y termina dando sus frutos en credibilidad y respeto.
Enrique de Diego
No hay comentarios:
Publicar un comentario