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La defenestración de Francisco Granados como secretario general del Partido Popular de Madrid está relacionada con el acercamiento de Granados a la sede central de Génova y a Mariano Rajoy, según fuentes de toda solvencia. Esperanza Aguirre pretendería blindar el partido en Madrid frente a las maniobras de Génova, en donde sube la cotización de Lucía Figar, consejera de Educación, como heredera o sustituta de Esperanza Aguirre, a quien se habría ofrecido una importante embajada para facilitar su salida. Rajoy, que no ha olvidado el reto de la presidenta de la Comunidad de Madrid ante el Congreso de Valencia, quiere un PP y una autonomía en su plena sintonía y, en ese sentido, no se ve con buenos ojos el ascenso de Ignacio González a la secretaría general. El PP de Madrid ha de tener Congreso, en donde se espera que este conflicto interno se dirima.
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